viernes, 18 de febrero de 2011



©GUERRA QUIMICA§


Primero que nada este tema lo elegí porque siempre he tenido esa duda y esa preocupación, ¿porque el hombre usa la química para su propia destrucción? Esa es una duda muy grande y yo creo que no soy la única que me he hecho esta pregunta.
El libro de Universo, Tierra y Vida me mostró y me acerco a este tema y me llamo la atención saber un poco mas de esto. Me estoy enfocando en que es la guerra química, porque el hombre la usa solo para la destrucción, y me centre en las armas químicas que se utilizaron en la primera y segunda guerra mundial. Así como los accidentes que la guerra química ha ocasionado.
Esta guerra es en la cuala se usan las propiedades tóxicas de sustancias químicas para matar, herir o incapacitar a un enemigo.
Las armas químicas son clasificadas como armas de destrucción masiva por las Naciones Unidas, y su producción y almacenamiento fueron hechos ilegales por la convención de armas químicas de 1993.


A pesar de la guerra química había sido utilizada en muchas partes del mundo durante cientos de años, la guerra química "moderna" empezó durante la Primera Guerra Mundial. Inicialmente los métodos de dispersión eran en su mayoría ineficientes, y solamente eran utilizados versiones bien conocidas de gases comerciales, tales como los compuestos del cloro y el fosgeno.
Alemania, el primero en ocupar químicos en el campo de batalla, simplemente abrió latas con cloro en dirección al viento, haciendo que este se encargara de la diseminación.

Diseminación: Dispersión de algo por distintos lugares.
AÑO
AGENTES
DISIMINACION
PROTECCION
DETENCION
1900
COMPUESTOS DE CLORO.
GAS MOSTAZA.
FOSGENO.
DISPERSION POR EL VIENTO.

OLOR.
1910
LEWISITA.

PROYECTILES QUÍMICOS.
MASCARAS ANTIGAS.

1920

PROYECTILES CON DISPARADOR CENTRAL.
TRAJE CC-2.

1930
AGQNTE NERVIOSO TIPO G.
BOMBARDEROS AEREOS

PAPEL TORNASOL.
1940

DEPOSITOS DE AEROSOL.
CREMA PROTECTORA.

1950




1960
AGENTE NERVIOSO TIPO V..
DISPERSION AEREA
MASCARAS ANTIGAS CON SUMINISTRO ACUOSO.
DETECTOR DE GAS NERVIOSO.
1970




1980

MUNICIONES BINARIAS.
TRAJES Y MASCARAS ANTIGAS MEJORADAS.
DETECCION LASER.
1990
AGENTES NERVIOSOS DEL TIPO NOVICHOK.





"La suprema excelencia no está en ganar cien victorias en cien batallas, la suprema "excelencia está en destruir al enemigo sin tener que combatirlo".

La mas grande de mis preguntas es por que cuando el hombre puede utilizar la química para hacer el bien entre nosotros y a nuestro planeta, lo usa para lo contrario.
¿Por qué para la guerra?
Esto es una desgracia y a mi opinión un desperdicio completo.
Aquí a continuación mi investigación viene a mostrar porque el hombre usa la química para su destrucción y cuales fueron estos inventos, cuales se utilizaron el la primera y segunda guerra mundial.

Sabemos que la primera reacción química que el hombre aprovechó para destruir a su enemigo fue el fuego.
La misma reacción de oxidación que logró dominar para tener luz y calor, para cocinar  alimentos y fabricar utensilios, en fin, para hacer su vida más placentera.
Al pasar el tiempo el hombre inventa un explosivo, la mezcla de salitre, azufre y carbón, que es usada en un principio para hacer cohetes que alegraron fiestas y celebraciones. Este descubrimiento, atribuido a los chinos, fue utilizado posteriormente por el hombre para disparar proyectiles y así poder cazar animales para su sustento. Pero el hombre, siempre agresivo, terminó por emplear el poder explosivo de la pólvora para hacer armas guerreras y así enfrentarse a su enemigo.
 Más tarde se fueron descubriendo explosivos más poderosos. Varios productos nitrados, por su alto contenido de oxígeno, son buenos explosivos. Así, la nitración de la glicerina, produce la nitroglicerina.
Esta sustancia es sumamente peligrosa pues explota con mucha facilidad, por lo que debe tenerse mucho cuidado a la hora de su fabricación.
Con todo, a pesar de su peligrosidad el hombre la fabrica y la usa para la guerra debido a la gran cantidad de gases que produce al explotar, pues 1 Kg. de nitroglicerina produce 782 litros de gases, además de una gran cantidad de calor: 1 Kg. produce 1 6l6 K cal.

En la segunda Guerra Mundial se usó otra sustancia orgánica nitrada, el trinitrotolueno o TNT, obtenida por tratamiento del tolueno con mezcla sulfonítrica. El TNT es también un potente explosivo, pero de manejo mucho más seguro que la nitroglicerina. 1 Kg. de TNT produce 730 litros de gases y 1 080 K cal. Es decir, un volumen de + -1 litro se expande a 730 litros.
Por su parte, la cantidad de energía liberada es tan grande que la temperatura alcanza los 4,000°C.

Pero el hombre no se ha conformado con fabricar armas basadas en reacciones químicas, sino que ha manipulado el átomo para crear la bomba atómica.
Así podemos ver que el hombre siempre ha encontrado ventaja de todos sus descubrimientos desgraciadamente saca una muy mala ventaja de estos que son los descubrimientos de la química.


USO DE ARMAS QUÍMICAS EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
El uso de gas venenoso en la Primera Guerra Mundial fue una importante innovación militar. Los gases utilizados iban desde el gas lacrimógeno a agentes incapacitantes como el gas mostaza y agentes letales como el fosgeno. Esta guerra química fue uno de los principales elementos de la primera guerra global y también de la primera guerra total del siglo XX.
La capacidad letal del gas era limitada solo el 3% de las muertes en combate fueron debidas al gas, llegando el gas a ser uno de los factores más temidos entre los soldados. Al contrario que la mayoría de las armas de la época, fue posible desarrollar contramedidas efectivas para el gas. De ahí que en las fases finales de la guerra, aunque el uso del gas aumentó, en muchos casos su efectividad disminuyó. Debido al uso generalizado de la guerra química, además de los importantes avances en la fabricación de explosivos de alto orden, a veces se ha calificado a la Primera Guerra Mundial como "la guerra de los químicos".



1914, gas lacrimógeno
Los primeros usos de agentes químicos como armas fueron en forma de irritante lacrimógeno, en lugar de venenos letales o incapacitantes. Aunque generalmente se cree que los gases se utilizaron por primera vez en la Primera Guerra Mundial, hay informaciones de que los espartanos utilizaron gas sulfuroso en el siglo V aC.
Durante la Primera Guerra Mundial, los franceses fueron los primeros en emplear gas, utilizando granadas rellenas de gas lacrimógeno (bromuro de xililo) en agosto de 1914. Alemania respondió con la misma moneda en octubre de 1914, disparando obuses de fragmentación llenos de agentes químicos irritantes contra las posiciones francesas en Neuve Chapelle, aunque la concentración lograda era tan pequeña que apenas se percibió.

1915, uso a gran escala y gases letales
Alemania fue la primera en hacer uso a gran escala del gas como arma. El 31 de enero de 1915, se dispararon 18.000 obuses de artillería llenos de bromuro de xililo líquido (conocido como T-Stoff) sobre las posiciones rusas en el río Rawka, al oeste de Varsovia, durante la Batalla de Bolimov. En lugar de vaporizarse, el producto se congeló, fallando estrepitosamente.
El cloro fue el primer agente letal que se empleó. El conglomerado de empresas químicas IG Farben producía cloro como subproducto de la fabricación de tintes. En cooperación con Fritz Haber, del Kaiser Wilhelm Institute de Química de Berlín, empezaron a desarrollar métodos para descargar cloro gaseoso contra las trincheras enemigas. El 22 de abril de 1915, el ejército alemán tenía 160 toneladas de cloro repartidas en 5.730 cilindros frente a Langermarck, al norte de Ypres, (Bélgica). A las 17:00, con una ligera brisa del este, liberaron el gas, formando una nube verde grisácea que se desplazó hasta las posiciones de las tropas coloniales francesas, las que abandonaron sus trincheras creando una franja vacía de 7 km en las líneas aliadas. Sin embargo, la infantería alemana también temió el contacto con el gas, además de carecer de refuerzos, de manera que no consiguieron aprovechar la retirada enemiga antes de que llegaran refuerzos canadienses y británicos. 
"Murieron 90 hombres por envenenamiento por gas en las trincheras; de los 207 trasladados a las salas de vendaje, 46 murieron casi de inmediato y 12 tras largo sufrimiento."

El cloro era ineficiente como arma. Producía una nube verdosa claramente visible y un fuerte olor, facilitando su detección. Era soluble en agua, de manera que el sencillo recurso de cubrir la boca y la nariz con un paño húmedo, servía para reducir el impacto del gas. 
A pesar de sus limitaciones, el cloro fue un arma de disuasión muy efectiva, y la visión de una nube de gas aproximándose era una fuente continua de miedo entre la infantería.

1915, gases más mortíferos
Las deficiencias del cloro quedaron superadas con la introducción del fosgeno, utilizado inicialmente por los franceses bajo la dirección del químico francés Victor Grignard en 1915. Poco después, los alemanes, bajo la dirección del químico alemán Fritz Haber, lo añadieron en pequeñas cantidades al cloro para aumentar la toxicidad de éste.
El fosgeno era un agente letal muy potente, más mortífero que el cloro. Tenía una desventaja potencial: los síntomas derivados de la exposición al gas tardaban 24 horas o más en manifestarse, lo que hacía que las víctimas podían seguir combatiendo en un principio, pero significaba que las tropas aparentemente sanas, estarían incapacitadas por los efectos del gas al día siguiente.
A veces se utilizaba fosgeno solamente, por ser difícil de detectar, incoloro y con un olor comparable al "heno enmohecido". Sin embargo, es mucho más denso que el aire, y por eso solía mezclarse con un volumen igual de cloro, que con su menor densidad ayudaba a diseminarlo.1 Los aliados llamaban a esta combinación Estrella Blanca, por las marcas pintadas en las cápsulas que contenían la mezcla.

1917, gas mostaza
El gas más infame y efectivo de la Primera Guerra Mundial fue el gas mostaza, un vesicante introducido por los alemanes en julio de 1917 antes de la Tercera Batalla de Ypres. Conocido por los británicos como HS (o Hun Stuff), el gas mostaza no pretendía ser un agente letal (aunque lo era en altas dosis), sino que estaba diseñado para acosar e incapacitar al enemigo y contaminar el campo de batalla. Se disparaba dentro de proyectiles de artillería, y era más pesado que el aire. Se posaba en el suelo en forma de un líquido parecido al jerez, y se evaporaba lentamente sin necesidad de luz solar.
La naturaleza contaminante del gas mostaza implicaba que no siempre era adecuado para apoyar un ataque, ya que la infantería de asalto quedaría expuesta al gas durante su avance. Cuando Alemania lanzó la Operación Michael el 21 de marzo de 1918, saturaron el saliente de Flesquières con gas mostaza en lugar de atacarlo directamente, en la creencia de que el efecto acosador del gas unido a las amenazas a los flancos del saliente, provocarían que la posición británica fuese insostenible.

El gas nunca volvió a tener un éxito tan dramático como el que tuvo el 22 de abril de 1915; sin embargo, se convirtió en un arma estándar que, combinada con la artillería convencional, se utilizaba para apoyar la mayoría de los ataques en las fases finales de la guerra. El Frente Occidental fue el escenario principal en el que se empleó el gas, estático y confinado, era ideal para lograr una concentración efectiva. Sin embargo, Alemania utilizó gas contra Rusia en el Frente Oriental, donde la falta de contramedidas efectivas daría como resultado la muerte de miles de soldados rusos; por su lado, los británicos experimentaron con gas en Palestina durante la Segunda Batalla de Gaza.